EL ENTORNO DE LA VIRGEN DE LA GRANJA



Los chopos centenarios de la Virgen de la Granja

Por Pedro Taracena Gil




Entre las riquezas patrimoniales que existen en los pueblos de la provincia de Guadalajara, Yunquera de Henares, dispone de un parque forestal en su término municipal que alberga en su seno el santuario de Nuestra Señora de la Granja, patrona del pueblo. El enclave de la ermita y sus alrededores, es un lugar privilegiado. El parque de la Virgen de la Granja, está circundado por el arroyo de Majanar y parte de su cuenca sirve para encauzar numerosas venas acuíferas. Éstas proporcionan agua potable y cristalina a tres fuentes y a varios manantiales. Este lugar se puede considerar como el de mayor abundancia de agua del término municipal. La ermita se alza en las postrimerías del Campillo, formando la cuenca forestal del arroyo, un auténtico vergel que vino a reemplazar al antiguo bosque de olmos desaparecido. Esta flora está constituida por: Sauces, magnolios, abetos, pinos, abetos azules, nogales y chopos. En los serpenteantes arroyuelos y las diminutas cascadas abundan, el musgo y los berros. No obstante, de toda esta joven naturaleza, destacan dos chopos centenarios. Su perímetro es necesario, para abarcarlo, tres hombres cogidos por las manos. Estos chopos muy abundantes en la cuenca del río Henares, prestan su sombre a excursionistas y hombres del campo en las pausas en las faenas labriegas. Pero estos dos gigantescos chopos que han sido testigos mudos de romerías, fiestas, rondas de quintos, meriendas y del permanente peregrinar de los vecinos del pueblo a la Virgen. Estos vetustos árboles, están heridos de muerte y en peligro de extinción. Ambos presentan una gran oquedad en el interior de su tronco. Los dos ejemplares se encuentran, prácticamente sin corazón, sólo las capas más superficiales y la corteza proporcionan a las ramas, en la copa soporte y nutrición. En estas condiciones están expuestos a la humedad, su principal enemigo en invierno, avanzando la podredumbre de sus fibras. En estos huecos también se alojan todo tipo de animales e insectos, debilitando el paso de la sabia de las raíces a las ramas. Por último, para ciertos visitantes, estos agujeros son confundidos con mucha frecuencia, con papeleras y contenedores de residuos y basura. Ante esta situación, es urgente que se aplique un tratamiento de choque a estos dos ancianos del parque. Es preciso que técnicos expertos en conservación forestal, les apliquen un cemento especial capaz de sellar el interior de su corazón. Y con una pintura plástica impermeabilizar la superficie donde no esté protegida por su propia corteza. Allí donde quede un agujero de difícil acceso y sin riesgo de que penetre el agua, es aconsejable colocar una rejilla o tela metálica que permita su oxigenación y evite la entrada de animales e insectos. Una vez protegidos de esta manera, es urgente la poda. Ahora es la época. Si estos admirables chopos, patrimonio del pueblo, se cuidan de este modo, no hay duda que, su florecer en primavera, manifestará su agradecimiento, ofreciéndonos su belleza y su frondosidad. Además, será una garantía de longevidad para que puedan ser contemplados por futuras generaciones. Salvados del exterminio y una vez curados de sus males, aportarán su flamante vegetación en la celebración del cuarto centenario del “Voto a Nuestra Señora de la Granja”, por parte del Consejo del pueblo. También es preciso aprovechas estos eventos para dotar a este parque de unos mínimos recursos materiales.









El diseñador del suelo de este parque marcó en el suelo el rameado de otro árbol legendario, que cayó bajo el peso de los años en la década de los cuarenta del siglo pasado.


El chopo, único superviviente

Por Pedro Taracena Gil


 El superviviente

La Concentración Parcelaria de los años 50, llevada a cabo en los pueblos de La Campiña de Guadalajara, Yunquera entre otros, supuso unas de las obras más futuristas y eficaces de la época franquista. Sin este evento, no hubiera habido despegue en el desarrollo económico en esta comarca. Esto es un hecho histórico y como tal fácil de comprobar. Con el minifundio existente en aquellos años, habría sido imposible mecanizar el campo. Con el valor añadido de que, aquellos minifundios, trajeron latifundios razonables y la mayoría de ellos de explotación familiar. Aquella Concentración Parcelaria, en Yunquera, respetó aquellas parcelas comprendidas dentro del cuadrado formado por la vía del ferrocarril, el Canal del Henares y las dos acequias generales que transportan el agua del canal a las zonas de regadío. También respetó, todas las fincas donde hubiera viñedos olivos o árboles frutales de cualquier tipo. Si estas fincas disponían de alguna edificación también eran excluidas. Con estas premisas, los ingenieros agrónomos del Ministerio de Agricultura, se pusieron manos a la obra. No obstante, en Yunquera de Henares, se respetó además un único camino, el camino de la Virgen. El camino que une el pueblo con la ermita de Ntra. Sra. De la Granja. Este único camino respetado, es ahora la única vía agrícola del término municipal, que no dispone de un trazado recto. Sus curvas se conservan, tal cual eran antes de la reforma parcelaria. Las generaciones que en aquellos años aún no habían nacido, se preguntarán con asombro, cómo este camino es el único torcido del campo del término municipal. Su respuesta obedece a una lógica que tristemente, ahora ya no se hubiera dado. Este camino fue respetado porque sus márgenes estaban pobladas de hermosos y ya crecidos chopos. Es decir, desde que se cruzaba la vía del tren a la altura del cementerio, atravesando el Huerto del Emiliano, para tomar, a través de una senda, el Camino de la Virgen, hasta su llegada a la ermita, todo su recorrido se podía hacer bajo la sombra de los frondosos árboles. De otro modo, este camino no existiría o su trazado sería como su paralelo Camino Real. De este patrimonio forestal, sólo queda este robusto chopo, que puede ser un superviviente de aquellos, o un tallo del primitivo árbol. Ahora no tiene ningún sentido mantener dos caminos para ir al mismo lado. En este caso el rectificar la trayectoria de la Historia, es posible. También se puede recuperar el patrimonio talado o arrancado. Bastaría contemplar con un poco de fuerza imaginativa, cómo sería la procesión de la Virgen de la Granja en su ir y venir, del pueblo a la ermita, bajo un permanente palio de frondosos ramajes de los verdes chopos, plantados a la vera del camino. Pienso en el chopo por ser un árbol autóctono del pueblo y muy agradecido con la abundante agua en la zona de regadío. Cualquier árbol sería bienvenido. Pedir o exigir que quien los quitó o propició su desaparición, sea responsable de su repoblación, sería de una tarea de locos. Ahora se impone, tomar conciencia, de que no sólo es importante aumentar el patrimonio del pueblo, sino también, es preciso recuperar el patrimonio perdido. Estamos en un pueblo que, en su mayoría, es agrícola. El Ayuntamiento de Yunquera, la Hermandad de Labradores, la Mayordomía de la Virgen de la Granja la Parroquia de San Pedro Apóstol, y cualquier iniciativa vecinal o cultural, deberían de dar una respuesta para devolver al Camino de la Virgen, su esplendor y su patrimonio forestal. No sólo se trata de una iniciativa de estética, sino una aportación a la biodiversidad del pueblo. ¡Qué bonito sería que los niños de ahora plantaran su árbol donde constara su nombre y su fecha de nacimiento! Este camino debería de quedar como totalmente peatonal, sólo visitantes y peregrinos camino hacia el santuario. Tanto el camino, como el parque de la Virgen, es una barbaridad que se inunde de coches, desnaturalizando la zona. Con todo ello, daríamos una lección magistral a las generaciones venideras.

Hay que añadir que, la deforestación no ha sido únicamente en el camino de la Virgen, aquellas viñas que la Concentración Parcelaria respetó, hoy son parcelas de geometría irregular, integradas en fincas concentradas con trazados totalmente geométricos. Quizá es mucho pedir que nuestro pueblo recupere parte del patrimonio que nunca debió perder. No obstante, invito a los yunqueranos que sueñen con hacer algún día este recorrido del pueblo a la ermita, protegidos del sol y que los árboles que custodian el camino acaricien con la sombra de sus ramas, la bellísima imagen de la Virgen de la Granja.

Reflexión realizada del autor paseando por el camino de la Virgen de la Granja.



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